Juan Calderón Escobar

1902--1942. Natural de San Juan.  Poeta, periodista y narrador de destacados acentos. Fue iniciado en la poesía post-modernista, pero se afilia al Grupo Atalayista. Escribe "Saludo a la bandera Atalayista". Periodista y poeta de diversas publicaciones. Se suicidó en 1942. Publicó en 1923 Bajo la tapa comba, La Tierra da en la Luna (1935) y Los motivos del nuevo Job, (sonetos, 1939).

CÍRCULO

                                   (para Alfredo Margenat)

Tiró su traje de caballero

que era en su cerebro como una lámpara.

Por eso se hizo la sombra.

 

De los escondrijos ancestrales

devorando una manzana

salió como un loco con ansias de hambrieto.

 

La mártir daba suspiros de fe.

 

Un río se fue a la mar sin adjetivo,

a la mar sin tiempo ni espacio,

llevando una semilla.

 

Y mientras señalaban la cuna de los nueve meses

cerca el Círculo abría una tumba.

 

ELEMENTOS

                                               a Graciani Miranda Archilla

 

Vivo en el piso de abajo.

Arriba arrastran brutalmente mesas y sillas.

 

Encienden un fósforo. Ton  ton  ronco, profundo.

Otro fósforo ¡qué desorden en el corral del firmamento!

 

Enormes bultos de ropa sucia,

trozos de juguetes desparramados,

montañas de algodón manchadas de brea.

Un escultor loco ―el viento― ha hecho una flecha,

un búfalo, un ferrocarril,

y de un amorfo ser humano un lobo.

 

Acá, en mi piso,

ruge su neurastenia un misántropo

que sacude el plumero de la selva.

Se abren las compuertas del gran acueducto

y cae el polvo de velos del diluvio

sobre los microbios aéreos y terrestres.

¡Soledad, soledad!, grita el misántropo.

Por eso quiere acabar con todo.

 

Los rugidos restauran sus nervios,

que piden soledad y silencio, dormir o morir.

Dado su más intenso grito

viene su magno silencio.

 

Late el desmayo del corazón del mundo.

 

ANTE LA MUERTE DE UN ESCRITOR

 

Huérfanos somos ya de tu gran pluma

porque la Esfinge recibió de ofrenda

tu juventud mustiada y sin leyenda.

Decid, campanas, lo fatal que abruma.

 

Alas y lágrimas, cristal y espuma

tu vida fue en la planetaria senda.

La dicha desdeñó tu pobre tienda,

pero ya la Esperada te perfuma.

 

Hermano mío, tu partida me hiere

De mi garganta brota el miserere

y se agolpa la sangre al corazón.

 

Señor, señor, acógelo en Tu seno,

pues era como un ángel Tuyo, bueno,

y era tan puro como una oración.

 

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