René Goldman

 

(1912-1985) Su verdadero nombre era Dionisio Trujillo Betancourt. De oficio linotipista. Autor del poemario Atalayando vibraciones (1931).

EL POEMA ATALAYISTA

Fue una tarde roja, cuando en pugilato vermillón

se combate el horizonte con los postreros rayos del astro rey.

Era una tarde, atalayísticamente bella.

La musa del poeta, se enrosca en el humo del cigarrillo, que en una laxitud fuma éste, que mide cual agrimensor, las distancias de lo ignoto...

Êl está sentado en el último piso de El Atalaya de su inspiración y desde allí canta, y su canción causa estupefacción a sus oyentes.

De pronto cayó pesadamente la pared oscura de la noche sobre la impoluta hoja de papel del día que contempla el poeta...

El poeta está viajando por sus interiores indescifrables, incomprensibles.

¡Luz! ¡Chispazo! ¡Estridencia! Nunca en éxtasis de pose romántico. ¡El poema atalayista está creado!

El sol me ahoga con sus rayos enroscados en mi cuello,

se desprenden cuando me tomo un refresco.

 

El viento abofetea mi cara,

y me consume el bochorno.

 

Revienta el proyectil del ocaso y el horizonte se esparce,

la sangre de los muertos.

 

Los lampos

corazones abiertos

del fin del cielo.

El crepúsculo,

danza de ninfas en gasas rojas,

bailando al son de las flautas,

panidas.

Se fueron los carmines,

viene la opacidad: la noche...

La noche embrea las calles

y yo le doy luz con mis ojos.

La Linterna, 1929

 

VERANO

 

 

En la ducha solar he tomado un baño

de calor.

Esas puras linfas, sonoramente

cruzaron el arco del triunfo del verano

Grita mi alma que tiene calor

Y el poema azul del cielo mitiga 

su desespero.

Busca aire refrescante por los caminos

olorosos a arcaísmos españoles:

La Puerta de San Juan.

El sol se aleja en carrera Marathon

Llegando jadeante y sudoroso a la meta

vermillón del ocaso.

Atracción sideral para el calor:

El sol en su agonía cósmica

 

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