EN EL POEMA ATALAYISTA HAY EMOCIÓN

                                                          

  por Carmen Delia Giusti y Judith R. Martínez

Aunque no pertenecemos a la secta literaria de vanguardia, ATALAYISTA, y aunque tantos detractores se ha ganado en esta ínsula de pequeñeces literarias y de enanas espiritualidades, hemos querido dar nuestra humildísima opinión, a través de estas mal hilvanadas líneas, acerca del nuevo movimiento cultural que se incia con el aplauso de los espíritus oteadores de nuevos horizontes y con la diatriba malintencionada de unos cuantos, que llevados por propósitos nada laudatorios, sólo quieren mancillar brutalmente, y con un léxico de arrabal y de pilletes, las reputaciones personales de los Atalayistas, ya que no han podido demoler sus valientes innovaciones.

     En el Nuevo Poema de los Atalayistas hay emoción. De esto no le quepa duda al lector o lectora. Hay que analizar, vivir, sin apasionamientos académicos y sin torpezas mentales los Poemarios del Poeta Margenat (Acordeón Romántico y Poema escrito sobre el Alma de una Mujer) para llegar a la conclusión analítica de que en el Poema Atalayista no está explusada la EMOCIÓN. También leímos otra composición del mismo autor en la Revista Índice titulada 18 versos tristes que vino a corroborar la opinión que ya teníamos formada del inspirado aeda vanguardista.

    Lo mismo podemos decir del emocionante Poema Cristo debió tener un hijo de Graciani Miranda Archilla, otro de los adalides del movimiento innovador. Este poema lo recitó su autor en el Ateneo Puertorriqueño y lo dictó por radio desde la estación W.K.A.U (sic) de San Juan.

     Nadie puede negar, sin menoscabar los principios inmáculos de la Verdad, que en los susodichos Poemas hay la más fuerte y rotunda emoción.

     Últimamente el Poeta Margenat nos mostró una de sus composiciones atalayistas en verso: El Poema del Proletario y nuestras más íntimas cuerdas espirituales se conmovieron ante la augusta y sensitiva magestad del Poema, que sin poseer la muletilla de la rima y ni el grillete de la métrica estaba pletórica de la más honda y sufrida emoción, Leyendo el poema, se presentó ante nuestras atónitas pupilas la miseria, el dolor, el sufrimiento, el sinsabor y el desamparo del proletariado puertorriqueño.

Lea el lector los siguientes versos del Poeta Margenat y se hará colaborador de nuestro acerto:

POEMA DEL PROLETARIO

 

Ay, ay, madrecita querida

y tú, sólo tú, novia sencilla y buena

si sigue así la cosa comeremos TIERRA.

 

Quién que no sea pobre, no se siente COMUNISTA?

EN EL ALMANAQUE OSCURO DE MI VIDA

NO HAY DOMINGOS

A cualquiera no se le seca

en esta colonia el alma

y se pone flaco y amarillo como el teclado

de un piano desafinado.

 

     Y así sucesivamente.

     ¿Podrá el lector negar que hay emoción en los versos arriba mencionados? ¿Negará que hay fina sensibilidad en la nueva estructura del verso nuevo?

     Casi la mayoría de nuestros intelectuales, poetas y críticosapéndices de un rubendarismo ramplón― y de un clacisismo defondé ―creen que solamente la Emoción y la Belleza pueden plapitar en los poemas de factura clacisista. Craso error. Desorientación pobre y mezquina. La emoción y la belleza no admiten monopolios de ningún estilo y de ninguna clase. Ambos atributos parnasianos le pertenecen a todos los torturados del Idela.

    Y para terminar: tanto derecho tienen los Atalayistas como los Clásicos a expresar las emociones del alma en la forma que mejor les parezca.

 

 

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