Alfredo Margenat

 

Natural de San Juan, Puerto Rico. (1907-1987). Poeta y ensayista. Ha sido principalmente periodista, durante muchos años, del desaparecido periódico El Mundo. Colabora en Gráfico de Puerto Rico, y luego en Alma Latina, publicaciones descontinuadas que dieron espacio a al grupo de poetas que fundara junto a Graciani Miranda Archilla, Clemente Soto Vélez  y Fernando González Alberty.

 

Poeta de arraigo vanguardista de estilo genuino y amplia cultura, Margenat estuvo al día de todas las corrientes de renovación poéticas de inicios del siglo pasado.

El Atalayismo es fuente de vida y acción

El poema atalayista

Manual de antecámara

La seriedad pasó de moda

Los antiguos, siempre creyeron que la sabiduría estribaba en la seriedad de los conceptos y de las personas. Hoy este criterio absurdo se ha caído de un quinto piso. La gente nueva ha encontrado la piedra filosofal. La austeridad se quedó sin neumáticos. Los sabios no podrán ir al Parthenón donde gozaban de las delicias de la seriedad. Platón y Séneca ya tienen para morderse los labios.

El pensador de Rodin ha quedado en ridículo. Pero felicitemos al Autor que hizo una caricatura de la seriedad humana.

Síntesis de la Vida: reír.

Sócrates fue el primero que esbozó la idea de tomarlo todo en broma. Por eso le dieron cicuta. La cicuta es una bebida que mata. Cualquier cosa mata. La picada de un mosquito nos infecta de fiebre amarilla y ¡zas! al hoyo que unos llaman huesa y otros sepultura.

Tomen nota los que creen en la insignificancia de un mosquito. Y, desde Sócrates, hasta el Renacimiento, ya nadie osó reír. Llegó la Guerra Mundial con sus carnicerías legalizadas. El concepto del honor se había tomado muy en serio. Hasta quisieron hacer cómplice a DIOS de las masacres. Mas, ésto le abrió los ojos al Occidente. Había que tomar la vida en broma. La seriedad de Hoenzollern, el puritanismo del HOMBRE DE LOS CATORCE PUNTOS, y la religiosidad de Foch. Había que echarla por las ventanas. Y, no se pensó entonces sino en la teoría del humorismo. Los intelectuales –seres humanos que piensan con la cabeza–  comenzaron a hacer la gimnasia del espíritu. Se ataron a la cintura el erudismo de los doctores y se arrancaron de la piel en un momento feliz para las células: la corrección, los buenos modales, la lógica, el sentido común, la serenidad, el estilo o manera de escribir banalidades, el amor, la esperanza, el mañana. Arrancadas las costras ancestrales se volatizaron. Y en todas las calles pudo verse entonces un letrero eléctrico: HOY ES HOY. Y Ellos, hermanos mayores nuestros –héroes de la post guerra– han izado hasta el tope lo que no tuvieron sus antecesores: VERGÜENZA Y SINCERIDAD

La nueva generación trae un nuevo postulado: el humorismo. En marcha hacia la meta la puntería del humorista infalible. Pájaros hay que se cazarán dentro de poco con alguna broma ligera.

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ÚLTIMA HORA: un caricaturista mató a un Tirano de un plumazo.

La tristeza se quedó sin butaca en nuestra generación.

La mujer de pies ligeros y labios postizos no tiene lágrimas . Quiere AMOR Y RISA. Seamos pródigos con ELLA.

El triste que se ahorque.

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La seriedad pasó a toda velocidad en el Expreso Núm. 44 ¡Adiós! Recuerdos a Carolina Invernizzio y a San Ignacio de Loyola.

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Cantemos el himno rojo. Y ríase si es posible cuando los familiares tengan el malhumor de meternos en un ataúd.

 

¡VIVA LA TERCERA INTERNACIONAL!

A UNA MALA PALABRA

La llaman mala

Por qué

Ninguna palabra es mala

Cada palabra es una rosa del rosal de la Vida

Cuando escucho que le llaman mala

el corazón se me achica

Palabra mala

Mala palabra

Todas las palabras son llamas de bondad

Tú no eres mal

Eres bonita

Eres sonora

Tienes algo de sol y estrella

Para mí no eres una mala palabra

Eres sencillamente una palabra

como todas las palabras

Una palabra más ─Una palabra

 

 

En el poema atalayista hay emoción

Una visita a la Atalaya

 

 

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